" La Tintoretta" bajo la mirada de Mazzucco

Mi apuesta del verano es sin duda, la historia narrada en La Larga Espera del Ángel por la escritora italiana  Melania Mazzuco ( Roma, 1966). En ella Jacomo Robusti "el Tintoretto" narra, reflexiona y revive los paisajes más importantes de su vida durante los últimos quince días de su existencia. A ello se suma la enfermedad, la ambición, el remordimiento, los recuerdos, y su necesidad inexorable de crear, pintar y triunfar. A medida que Jacomo va hilando su historia entre el delirio y la fiebre, vamos asistiendo poco a poco no sólo a la creación de algunas de sus telas más famosas, sino que también la escritora, hábillmente, nos hace testigos de la obsesión y el amor desmesurado más allá de la relación paterno-filial que Jacomo sintió por su hija mayor, Marietta.

Marietta Robusti  (Venecia 1560- 1590) fue una de tantas mujeres cuyas obras sucumbieron y se vieron refrenadas por una sociedad que rechazaba de manera categórica cualquier demostración artística que pudieran desarrollar. Pero Marietta tuvo suerte. En el libro asistimos a una Marietta que fue educada en un entorno tan especial y al mismo tiempo, tan vedado a la mujer.  Encaramada desde que era un bebé a las piernas de su padre, creció en el taller del pintor, quién le enseñó los secretos de su estilo y la tomó cómo su principal discípulo. Cuando era una chiquilla, la vestía como un chico para que pudiera asistir a cualquier evento al que su padre acudía. Dicen que cuando el talento de Marietta llegó a su plenitud, en ocasiones era difícil distinguir quién de los dos había pintado una tela u otra. Es decir, igualó a su padre en su arte, e incluso se cuenta que fue reclamada cómo pintora de cámara por varias cortes europeas, la española entre una de ellas.

Melania Mazzuco, que no es la primera vez que lleva a la ficción un personaje real - otro gran ejemplo es la vida descrita de la fotógrafa, viajera y escritora Anne Marie Schwarzenbach, en su magnífica novela Ella, tan amada - recrea magistralmente la relación obsesiva y destructiva que ambos artistas, padre e hija tuvieron, pero también la influencia que el pintor tuvo en  sus otros hijos Marco, Dominico, Zuane y sus otras cuatro hijas cuyas vidas se vieron arrastradas y conducidas por la tiranía, ambición y el ego de un padre que fue una de las figuras más importantes de la vida cultural  de la Venecia del s. XVI.



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