Frente al mar

Durante las vacaciones, cuando a veces el Tiempo, benévolo, espera que una disfruta de Él, en vez de ser engullida por Él, se viven momentos que nos hacen descansar de nosotras/os mísmos/as, y nos dejamos mecer por el espacio que nos rodea, ya sea en el mar, en el campo, por la noche, de madrugada, durante la siesta... En fin, imagino que cada una/uno tiene sus preferencias.Para algunas personas, la música es imprescible, para otras, los libros, claro. Imagino que habrá gente que el silencio sea el mejor acompañante, al igual que la soledad.Y otros, sin embargo, preferirán el barullo de los demás, y la necesidad de no estar solas/os.Recetas hay muchas y necesidades, más todavía.Cuando una dispone de tantas vacaciones (como es mi caso, y no es una queja, sino una consideración hacía quién, desgraciadamente no puede disfrutar de tantos días), da tiempo a todo. A sentir la necesidad de todo.

Así que teniendo en cuenta que este es un blog literario, me decanto por un momento que he vivido hace pocos días: Frente al mar, tumbada en un sillón, música chill-out, tomando un descafeinado con leche portugués (cualquiera que haya ido a Portugal y le guste el café sabe a que me refiero), acariciando a A. y leyendo El Arrancacorazones de Boris Vian, mientras la piel de mis brazos se erizaba por la brisa marina.

Comentarios

  1. No se me ocurre nada mejor, buena compañia, buen libro y la playa...un besino

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  2. Acabo de regresar de una semana en la playa y he sentido exactamente lo mismo. Me he leído un libro en tres días: "Mi Querida Eva", de Martín Garzo y he comprado una colección de cuentos de Costa, Puerto y Mar de Cantabria, para leerlos mientras la piel se erizaba con la brisa marina, tal como lo expresas de esa forma tan bonita.

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  3. El mar nos regala esos momentos...
    Un saludo

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  4. Casi puedo oler el salitre en la brisa

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